Es para que habléis y contéis las maravillas de algún pj que os haya gustado mazo en la vida y que por azares de la misma no podáis seguir llevando.. o sí, pero os apetezca dejar constancia de él. (Perdón por las faltas si hay alguna, pero con tanta cerveza en la sangre es difícil atinar).
Bueno, yo os comento de mi adorado Gaël Cornick. Es un Galliard Fianna (como no xD, de Hombre Lobo). El tio es un ligón empedernido, bocazas, bestia y tiene el defecto de Exceso de Confianza (vamos, que viene un Vagabundo de los Nexos y él comenta que puede con ese y con otros dos más) la cuestión es que nunca le ha pasado nada chungo, así que él sigue creyéndose intocable (no como el ahroun del grupo que se tira todas las partidas inconsciente jajaja).
Os pego una imágen y la historia de su vida (uuuhh)
Historia de Gaël Lenguadeplata Cornick
Padres de Gaël (Miky Rourke y Liv Tyler en rubia y con pecas xD)
Mi padre, Raymond Cornick, nació en Australia. Es descendiente de inmigrantes Fianna y, casi coincidiendo con su Cambio, le entró ese ansia de viajar que suelen llevar dentro los australianos. Creo que tiene algo que ver con que aquello sea una isla apartada de todo. El caso es que cuando sus mayores le permitieron irse, se largó con lo puesto a recorrer el mundo. Según sus propias palabras (que suele decir justo antes de que mi madre le de un amistoso guantazo), aquellos años se pueden resumir con dos palabras: Aventuras y Mujeres. Incluso me ha contado que intentó ligarse a una Furia Negra, pero aquello no cuajó. Nada en absoluto. Casi se queda sin hombría ese día. Tiene algunas historias memorables, como aquella vez que se metió en la Umbra con su colega Mike… bueno, creo que me estoy desviando. El caso es que en una de sus correrías, acabó en Gales, la cuna de sus antepasados. Y ahí se acabaron las mujeres (las aventuras no, de esas todavía tiene) y quedó una. Gabrielle. Mi madre es una parentela demasiado irresistible para mi padre. Así que se estableció aquí, entró en la manada y se puso a estudiar medicina. Si, es un hombre lobo médico. Personalmente, creo que se le fue la pinza un poco, pero a él le gusta y gana bastante pasta. Está especializado en… bueno, en nosequé.
El caso es que me dio por nacer a mí. La verdad es que me ocultaron todo. Son unos cabrones. Para mi mundo infantil, papá era un médico muy bueno, tan bueno que se tenía que ausentar de casa para cuidar a los pobres niños huérfanos enfermos del hospital (aparte de cabrones eran exagerados). Claro que, en realidad, se piraba a luchar contra el Wyrm. El caso es que me crié con mamá, prácticamente, aunque cuando papá estaba en casa siempre hacíamos algo guay. Son los mejores padres que me habían podido tocar. Me puse a crecer, como cualquier niño normal, y me convertí en adolescente. Está feo que yo lo diga pero, igual que ahora, era un chaval guapísimo. Me ligaba a todas las chavalitas de mi clase y mi padre no podía estar más orgulloso de su hijo el pichabrava. Cuando acabé el instituto, me puse a estudiar diseño industrial, pero alguien me convenció de que soy lo suficientemente guapo como para currar de modelo, y allí fui de cabeza. El mundo de no hacer nada me sedujo. Fueron buenos tiempos: fiestas, drogas, chicas, diversión y dinero. Todo en uno. En esa época me dio por hacer pinitos con la guitarra. Ya sabía tocar (mi madre lo hace de puta madre) pero nunca me había puesto a componer. Incluso grabé un disco: “Filaria: Gusanos en el corazón”. Con la pasta del curro, ahorré para una Harley. Roja con llamaradas plateadas. Soy un hortera y me encanta, qué le vamos a hacer. Así que para estrenarla decidí ir a casa a darle una sorpresa a mis padres, pero era de noche y había niebla, llovía, el suelo estaba mojado… me la pegué bien gorda. La moto derrapó y se quedó en la cuneta, pero yo salí despedido sobre el quitamiedos hacia el oscuro abismo de la ladera. Caí dando tumbos, intentando agarrarme a algo. Notaba el corazón bombeando la sangre muy, muy rápido. Conseguí parar mi caída y empecé a ascender, clavando unas garras duras como el acero en la piedra. Algo le había ocurrido a mi cuerpo y me acojoné. Dejé la moto tirada y corrí por el bosque hacia mi casa, que está en las afueras, mi padre es médico después de todo. Cuando llegué, él no se asustó. Me tranquilizó y volví a mi forma humana. Me lo explicó todo y me enseñó algunos trucos, como no quedarse en bolas tras la transformación. Resulta que soy un Galliard de la tribu Fianna. Ahora yo también lucho contra el Wyrm, aunque tengo la pequeña mala costumbre de ser un tio bastante gafe. De ahí que me apoden “Lenguadeplata”. En cuanto a la moto… fui a buscarla, naturalmente. Ella es la única mujer constante en mi vida, en la que solo hay un inmenso camino que recorrer.
Gaël en forma humana con la Harley y en forma Lupus y Crinos (con las patas raras xD)
